Casas Houzz: Una reforma low-cost que resucita la tradición castiza
Este pequeño apartamento se encuentra en el corazón de Lavapiés: el barrio más multicultural (y a la vez el más castizo) de Madrid.
El proyecto se ha centrado en la rehabilitación de una vivienda de reducidas dimensiones, creada como un oasis de paz en medio del alegre y colorido barrio de Lavapiés, en el que se mezclan decenas de nacionalidades diferentes, galerías de arte, típicas corralas madrileñas, calles empedradas y cientos de comercios de todas las partes del mundo. En tan solo 35 metros cuadrados y con un presupuesto tan ajustado como las medidas de este piso –aproximadamente unos 30.000 euros con los que se ha abordado una reforma total del inmueble–, la arquitecta Laura Baquero ha desplegado todo su ingenio para crear un hogar luminoso y confortable, que respeta su pasado histórico, conservando elementos originales de gran entidad.
De un vistazo
Quién vive aquí: El propietario de la vivienda es un ingeniero informático madrileño que trabaja para Twitter en San Francisco. Su deseo era tener una casita acogedora y muy personal en Madrid para las temporadas que pasa aquí
Situación: Barrio de Lavapiés, Madrid
Superficie: Tiene una superficie construida de unos 50 metros cuadrados y solo 35 de superficie útil
De un vistazo
Quién vive aquí: El propietario de la vivienda es un ingeniero informático madrileño que trabaja para Twitter en San Francisco. Su deseo era tener una casita acogedora y muy personal en Madrid para las temporadas que pasa aquí
Situación: Barrio de Lavapiés, Madrid
Superficie: Tiene una superficie construida de unos 50 metros cuadrados y solo 35 de superficie útil
Después de redistribuir todas las estancias, la vivienda ganó en amplitud visual y luminosidad. Obtener más luz, de hecho, fue uno de los puntos fuertes de partida para la arquitecta. El apartamento está orientado hacia el suroeste, por lo que recibe luz natural durante todo el día.
Para protegerse del sol en verano, se restauraron las contraventanas originales de madera. Este elemento arquitectónico, propio de las construcciones tradicionales madrileñas, contribuye al confort térmico y acústico. Siendo un elemento vernáculo, muy característico de la tradición constructiva de esta ciudad, resulta un elemento imprescindible para una climatización sostenible. De este modo, en las calurosas jornadas de verano, las contraventanas se cierran, impidiendo la insolación de la casa en las horas de más calor. Su sistema de plegado permite abrir más o menos las contraventanas, graduando la intensidad de la luz.
Lee aquí en qué fijarse al elegir un cerramiento
Para protegerse del sol en verano, se restauraron las contraventanas originales de madera. Este elemento arquitectónico, propio de las construcciones tradicionales madrileñas, contribuye al confort térmico y acústico. Siendo un elemento vernáculo, muy característico de la tradición constructiva de esta ciudad, resulta un elemento imprescindible para una climatización sostenible. De este modo, en las calurosas jornadas de verano, las contraventanas se cierran, impidiendo la insolación de la casa en las horas de más calor. Su sistema de plegado permite abrir más o menos las contraventanas, graduando la intensidad de la luz.
Lee aquí en qué fijarse al elegir un cerramiento
Durante el proceso de rehabilitación, se buscó la armonía entre el enclave tradicional en que se encontraba la casa y la contemporaneidad de una reforma acorde a su joven propietario. Para hacer convivir el pasado y el presente, en primer lugar hay que saber interpretar el verdadero valor de los elementos arquitectónicos existentes en el estado original, para conseguir después reciclarlos y hacerles cobrar una nueva vida dentro de un espacio contemporáneo. “El hecho de ser una vivienda antigua con estructura de muros de ladrillo y madera hacía que fuera muy emocionante descubrir lo que se ocultaba detrás del gotelé y los enlucidos”, cuenta Laura.
Ella misma nos explica cómo fue el proceso de la obra. “Sacamos a la luz absolutamente todos los elementos existentes, para elegir al final solamente los que, a nuestro juicio, resultaban más interesantes: una pared en la habitación en el cabecero de la cama, cuyo entramado formaba una cruz centrada, el muro de separación entre cocina y salón, cuya estructura formaba el espacio perfecto para un pasaplatos, y las viguetas del salón”, explica Laura.
La rehabilitación de un antiguo piso de 60 m² en Barcelona
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Los aparejos de los muros existentes que se decidieron conservar crean un juego de texturas, gracias a la combinación de hileras de ladrillos a panderete y a medio pie. Para no recargar la estética del espacio, se decidieron desnudar solo algunos paramentos y se pintaron en blanco para no restar luminosidad.
Una rehabilitación de este tipo implica un trabajo minucioso y casi artesanal. En este caso, la arquitecta explica que “el picado del techo y los paramentos así como el lijado, tratado y pintado de la madera fueron un auténtico trabajo de chinos”, pero el resultado mereció la pena.
Una rehabilitación de este tipo implica un trabajo minucioso y casi artesanal. En este caso, la arquitecta explica que “el picado del techo y los paramentos así como el lijado, tratado y pintado de la madera fueron un auténtico trabajo de chinos”, pero el resultado mereció la pena.
Al tratarse de un pequeño apartamento, la paleta de colores y materiales que se optó por emplear fue reducida, para lograr unificar el espacio y no recargarlo. “La idea era conseguir con pocos colores y texturas una imagen contemporánea y, al mismo tiempo, preservar su personalidad”, comenta Laura. Para ello se eligió una base neutra: blanco, negro y roble.
El toque divertido de color se incluyó en la cocina, como un guiño a los alicatados tradicionales de los años 60 pero revisado desde una estética y diseño actual. “Para el mosaico hidráulico de la cocina se eligió el azul turquesa, ya que es un color complementario a la madera y un tono alegre y armónico con el resto”, explica Laura. “Es de una casa llamada Mosaista, que se dedica a la fabricación, diseño y restauración de mosaico hidráulico de manera artesanal”. En este caso, se eligió un modelo hexagonal sobre el que se aplicaron los colores y dibujos que seleccionaron entre la arquitecta y el propietario.
El toque divertido de color se incluyó en la cocina, como un guiño a los alicatados tradicionales de los años 60 pero revisado desde una estética y diseño actual. “Para el mosaico hidráulico de la cocina se eligió el azul turquesa, ya que es un color complementario a la madera y un tono alegre y armónico con el resto”, explica Laura. “Es de una casa llamada Mosaista, que se dedica a la fabricación, diseño y restauración de mosaico hidráulico de manera artesanal”. En este caso, se eligió un modelo hexagonal sobre el que se aplicaron los colores y dibujos que seleccionaron entre la arquitecta y el propietario.
En el baño, se ha hecho también referencia a esta geometría, aplicando un atractivo gresite hexagonal en suelo y paramentos, que combina dos tonos neutros. Para reducir costes, se optó por llevar el revestimiento hasta una altura media y completar la pared con pintura plástica en blanco, lo que ayudó además a que el espacio ganara en sensación de altura.
Pisos pequeños: Multiplica su potencial con una buena distribución
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La autora de esta reforma explica así las claves de este tipo de proyectos que rescatan la tradición constructiva y, al mismo tiempo, la modernizan acorde a los nuevos tiempos, creando espacios armónicos: “Creo que el espacio contenedor en sí tiene que estar tratado con sencillez y neutralidad. En primer lugar, hay que sopesar cuidadosamente qué es lo que se desea preservar. Después, supongo que hay que observarlo durante muchas horas. Son proyectos en los que hay que guiarse por la intuición, que tienen mucho de prueba y error, y bastante de prudencia, aunque eso también depende del cliente”.
Laura concluye contándonos su actitud y manera de afrontar los proyectos de rehabilitación: “Me hace mucha gracia comparar los proyectos en los que se combinan elementos tradicionales y contemporáneos con ese juego de cuando éramos niños que se llamaba Tozudo. Aquel burro al que ibas poniendo cosas encima con muchísimo cuidado, pero cuando lo cargabas de más… ¡daba una coz!”, dice la arquitecta entre risas.
CUÉNTANOS…
¿Qué te ha parecido esta reforma? ¿Qué es lo que más te ha gustado? Comparte tu opinión con nosotros en la sección de comentarios.
Laura concluye contándonos su actitud y manera de afrontar los proyectos de rehabilitación: “Me hace mucha gracia comparar los proyectos en los que se combinan elementos tradicionales y contemporáneos con ese juego de cuando éramos niños que se llamaba Tozudo. Aquel burro al que ibas poniendo cosas encima con muchísimo cuidado, pero cuando lo cargabas de más… ¡daba una coz!”, dice la arquitecta entre risas.
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Además, su forma en un ángulo muy pronunciado hacía que la distribución original crease ambientes muy angostos y reducidos, lo cual ponía difícil sacar el máximo partido al espacio. En un principio, la casa constaba de un salón minúsculo y triangular situado en el ángulo, dos habitaciones, una cocina muy estrecha y un baño.
Buscando conseguir una vivienda mucho más contemporánea, con espacios más abiertos y funcionales acorde a las necesidades y el modo de vida del propietario, se amplió el salón mediante la eliminación de una habitación. Éste se comunicó además con la cocina y la entrada, para hacer el espacio lo más diáfano posible, que es la mejor opción cuando se cuenta con muy poca superficie.