Casas Houzz: De taller de herrero a hogar rudo y con carácter
Acero, hierro, ladrillo…, el arquitecto ha usado una paleta sobria de materiales para recuperar el espíritu del espacio.
“El espíritu del taller lo quisimos mantener porque es nuestra forma de trabajar. Siempre tratamos de incorporar a los proyectos lo que nos encontramos en cada uno de los lugares en los que actuamos. En este caso, trabajar con la historia del lugar nos pareció una forma de dotar de un carácter singular al proyecto además de personalidad”, cuenta el arquitecto.
Brito ha diseñado una estructura central, blanca, situada al fondo de la planta, que articula los dos niveles de la vivienda. De ella cuelga una escalera en espiral “que se va ensanchando y apretando, dando lugar a diferentes espacios indeterminados”, dice.
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Brito ha diseñado una estructura central, blanca, situada al fondo de la planta, que articula los dos niveles de la vivienda. De ella cuelga una escalera en espiral “que se va ensanchando y apretando, dando lugar a diferentes espacios indeterminados”, dice.
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Sobre la decisión de usar acero y hierro en un espacio residencial, explica que suplieron su frialdad “con el uso masivo de madera de abedul, el ladrillo manual con diferentes aparejos y un suelo de microcemento de color gris muy neutro porque nos parecía que la paleta de materiales era ya suficientemente extensa. Además, el hecho de pintar siempre la estructura metálica de color blanco la hacía mucho menos evidente a la vista”, sigue Brito.
Casas Houzz: Un pajar transformado en un icono de la arquitectura
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La zona central del altillo es uno de esos “espacios indeterminados” que antes mencionábamos: un lugar a medio camino entre la planta baja y la planta primera, donde están las habitaciones, que permite a los niños jugar y ser vistos desde cualquier lugar.
También la planta baja se relaciona muy bien con el patio y, como los propios dueños reconocen, “es un lugar que utilizan muchísimo gracias a las carpinterías en guillotina que se abren completamente”.
Brito aclara que este proyecto es “un claro ejemplo de la voluntad de nuestro estudio de incorporar dentro de los procesos proyectuales lo que los Smithson llamaban ‘as found’. La introducción de lo que nos encontramos, como relectura de lo que el lugar una vez fue, enriquece la intervención junto con lo que los habitantes aportan”.
También la planta baja se relaciona muy bien con el patio y, como los propios dueños reconocen, “es un lugar que utilizan muchísimo gracias a las carpinterías en guillotina que se abren completamente”.
Brito aclara que este proyecto es “un claro ejemplo de la voluntad de nuestro estudio de incorporar dentro de los procesos proyectuales lo que los Smithson llamaban ‘as found’. La introducción de lo que nos encontramos, como relectura de lo que el lugar una vez fue, enriquece la intervención junto con lo que los habitantes aportan”.
Lo más complicado fue la construcción de la escalera. “Al estar realizada in situ, soldada tirante a tirante, fue muy difícil de cuadrar”.
En todo caso, Brito reconoce que están muy satisfechos con el resultado de la obra en su conjunto. “Es un proyecto muy, muy singular y con muchos detalles que lo hacen diferente a cualquier otro”.
Los materiales, los espacios en altillo, la distribución poco convencional, la fachada industrial, las barandillas realizadas con corrugados, el ladrillo… “usar materiales rudos de obra de otra manera le da mucho carácter al proyecto, pero a la vez es complicado de gestionar”, continúa el arquitecto.
En el baño se utilizó microcemento en todos los revestimientos, también para la ducha. En cuanto a las carpinterías y puertas, son de madera. El arquitecto explica que se aprovecharon restos de maderas de abedul para hacer el mueble del lavabo. Brito ha usado los mismos materiales que hemos visto en el resto de la vivienda, aunque en otra posición o con otro color.
La cocina, finalmente bien solucionada con unos muebles blancos, es la única parte en la que Brito reconoce que ahora cambiaría la forma de gestionar los tiempos. “Al final, su construcción se nos descontroló un poco”, concluye.
Casas Houzz: La nueva vida de una vivienda de pueblo en Valencia
*Este artículo se publicó por primera vez en la Revista Houzz España en mayo de 2017
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¿Qué es lo que más te gusta de esta casa? Esperamos tus comentarios
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*Este artículo se publicó por primera vez en la Revista Houzz España en mayo de 2017
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Quién vive aquí: Una pareja con dos hijos
Situación: Badalona
Superficie: 120 metros cuadrados
Proyecto: Albert Brito Arquitectura
Presupuesto: 100.000 € (aprox.)
Vigas metálicas, restos de herramientas, grúas, hierros viejos por el suelo…, el espacio original: un taller abandonado y cerrado durante muchos años, nada tenía que ver con lo que ahora se ve en la foto. Sin duda, la oportunidad era mayúscula: intervenir en el antiguo taller de un herrero para transformarlo en una vivienda. “A pesar de la necesidad de cambiar por completo la configuración del espacio, hemos tratado de conservar el espíritu del taller, de las grúas, de la luz, de los sistemas y de los materiales”, cuenta Brito.
Esta pequeña historia comienza cuando los dueños se compran esta casa en el antiguo barrio industrial de Badalona para vivir cerca de sus padres. El lugar es muy interesante. Aquí, cerca de las vías del tren –y hasta los años 70-80–, residían los trabajadores de las grandes industrias.
Ahora, la dueña reconoce que está muy contenta porque es una casa desde la que es fácil controlar todo lo que pasa en el resto de los espacios. Además, le encanta el carácter y la calidez de la vivienda. Se trata, en resumen, de un lugar muy luminoso donde los arquitectos han sabido aprovechar al máximo las posibilidades del espacio.