Un baño zen: Cómo convertirlo en un oasis de serenidad
Aplica los principios estéticos y prácticos de esta tradición milenaria para disfrutar de un entorno armonioso y atemporal en tu aseo.
Aunque las tendencias del interiorismo cambian continuamente, los ambientes que apuestan por la simplicidad suelen ser los más atemporales. La filosofía zen, y su tradición milenaria basada en la naturaleza, el silencio y la meditación, inspira un buen número de diseños armoniosos y equilibrados que, más allá de la mera dimensión estética, tienen un carácter vivencial. En este contexto, el baño es una de las estancias de la vivienda que mejor puede beneficiarse de la aplicación de los siete principios estéticos del zen –austeridad, simplicidad, naturalidad, sutileza, imperfección, sorpresa y quietud– para disfrutar de un espacio de bienestar personal.
Austeridad. La ausencia de elementos superfluos es uno de los principios básicos del zen, que encuentra su razón de ser en un espacio como el baño. Y es que, en una estancia en la que no suelen sobrar los metros, reducir el equipamiento a los elementos esenciales potencia el confort y la sensación de amplitud. Además, ofrece al espacio la posibilidad de evolucionar a lo largo del tiempo en función de nuestras necesidades. En este caso, austero no significa escaso o insuficiente, sino más bien ajustado y equilibrado.
Simplicidad. Las líneas puras no solo son las grandes aliadas de la funcionalidad, sino también de la belleza desde el punto de vista de esta filosofía oriental, ya que dan lugar a una sensación de frescor y orden, ambos componentes muy apreciados en el cuarto de baño.
El efecto es aún mayor si se combina con una gama cromática sobria y neutra que ayude a definir el espacio. En esta propuesta se ha optado el diálogo blanco-negro. Además, se potencia la luz natural con el uso de elementos como las puertas de vidrio traslúcido.
El efecto es aún mayor si se combina con una gama cromática sobria y neutra que ayude a definir el espacio. En esta propuesta se ha optado el diálogo blanco-negro. Además, se potencia la luz natural con el uso de elementos como las puertas de vidrio traslúcido.
Naturalidad. La naturalidad en el diseño busca la integración del mismo en la naturaleza, en armonía pero sin por ello renunciar a la intencionalidad estética. Esta zona de aguas que parece fundirse con su entorno, hasta el punto de que la gran bañera parece visualmente conectada con el estanque exterior, es un excelente exponente de este ideal. A ello contribuyen igualmente elementos como las grandes cristaleras que unifican el baño con el paisaje y que incluso permiten abrirlo a él para disfrutarlo al máximo durante los meses de buen tiempo.
Baños con vistas: Disfruta del paisaje y relájate en un entorno natural
Baños con vistas: Disfruta del paisaje y relájate en un entorno natural
Asimetría. Raramente encontramos perfección –entendida como simetría o regularidad– en la naturaleza, fuente primaria de inspiración zen. De ahí que la estética de esta tradición ancestral reivindique la imperfección y lo incompleto como un factor que, lejos de estropear un conjunto, le aporta riqueza y dinamismo. De hecho, la introducción de un elemento claramente asimétrico, como es el lavamanos elíptico, transforma un baño equilibrado y sobrio, pero que podría resultar monótono, en un espacio elegante y con personalidad.
Extraordinario. Contrapuesto a ordinario o ligado a la vida cotidiana, la estética zen llama a romper con lo convencional y con las fórmulas establecidas. Se introduce así un aspecto de sorpresa que permite escapar de la rutina, dotando de una nueva dimensión de bienestar a un espacio que a menudo se asocia con un refugio privado en el que desconectar de las tensiones diarias. Un revestimiento sorprendente por su capacidad de cambiar en función de la luz que recibe, una encimera singular, un caño de agua más propio de un estanque que de un lavamanos… Introducir factores inesperados en nuestro entorno nos hace más conscientes de ellos.
Baños singulares: Atrévete con un ambiente diferente
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Sutileza. Como opuesto a lo obvio, este precepto estético de la filosofía zen propone sugerir más que revelar, dejando por tanto espacio a la imaginación y al descubrimiento de nuevos aspectos de un espacio. Una colocación que no desvela sus objetivos desde el primer momento, detalles que van ofreciendo nuevos matices del proyecto y, por encima de todo, una total adaptación a los usuarios, de cuyas características ya nos da pistas esta zona de cortesía complementaria, a distintas alturas y con accesorios adaptados a distintas necesidades.
Baños contemporáneos: Ideas para crear un espacio actual
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Quietud. La meditación es una poderosa herramienta para alcanzar estados de tranquilidad, relajación y concentración. ¿Por qué no incluirla en nuestro ritual diario mediante un entorno que la propicie? Los espacios físicos son reflejos de los estados de ánimo, así que crear un entorno que favorezca la calma es un recurso muy útil para integrar formas de pensamiento y de vida más saludables que contrarresten nuestro ritmo de vida actual.
Un marco que favorezca el silencio y la soledad, diseñado para no hacer nada –aunque sea por unos minutos– más allá de entrar en contacto con nosotros mismos, es un espacio que se agradece en determinados momentos.
CUÉNTANOS…
¿Te has planteado alguna vez diseñar un baño bajo los preceptos de la filosofía zen? Comparte tu experiencia en los comentarios.
Un marco que favorezca el silencio y la soledad, diseñado para no hacer nada –aunque sea por unos minutos– más allá de entrar en contacto con nosotros mismos, es un espacio que se agradece en determinados momentos.
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